Soñé que vagaba
desconcertado por un desierto, estuve muy cansado, tuve hambre y sed, harto de vagar
llegue hasta una cuidad de ensueño perdida en las ruinas, entré en sus calles
viejas y polvorosas, camine un largo trecho, hasta que pude llegar a donde vendían
unos sabrosos chocolates, me compre apresuradamente unos cuantos, y salí
corriendo para comerlos...
Lamentablemente, en ese
mismo instante desperté sin probarlos
... busqué nuevamente el
sueño, intentando lograr comer los chocolates, pero empecé a soñar, con una bella
princesa parada frente a mí.
Me sonrió, la correspondí...
Era tan linda como una
flor...
Llena de ternura y gracia
… la tome por la cintura,
ella me cogió los hombros, bailamos una linda canción de Brian Adams.
Con la luz reflejada de la
luna y en un cuarto sin luz artificial, con mi cuerpo pegado al suyo, pude sentir
su calor quemarme en mi interior, era como una diosa humana.
…entonces pensé en besarla.
Acaricie su rostro, sus mejillas,
luego sus labios rosados, con mis manos que aquella vez el cielo tocaban y que por
su vientre lentamente descendían, me acerque susurrándola un ¡¡¡ te quiero!!!
en el oído
Rocé sus labios...
... entonces el odioso timbre de mi despertador
empieza a sonar anunciando que tengo que levantarme.
que pena, no pude besarla.
Autor: Betto Carranza